2/23/22

ALBALUCÍA ÁNGEL, LA ESCRITORA COLOMBIANA SILENCIADA EN SU PROPIO PAÍS

 





Una mujer sin ataduras

Albalucía Ángel Marulanda, también conocida como Albalu, escritora y poeta colombiana, nació el 7 de septiembre de 1939 en la ciudad de Pereira, estado de Risaralda. Estudió el bachillerato en el Colegio de las Madres Franciscanas de Pereira y su carrera profesional en Literatura e Historia del Arte en la Universidad de los Andes en Bogotá.


En 1955 se traslada a Bogotá, buscando un ambiente menos provinciano y para continuar sus estudios universitarios. Estudió Arte y Letras en la Universidad de los Andes, en Bogotá, donde conoció a la crítica de arte Marta Traba y al escritor y creador del movimiento nadaista, Gonzalo Arango.

 

Albalucía siempre ha sido una escritora libre, una mujer a la que silenciaron por decir la verdad en un país de oídos cerrados. A partir de 1964 viajó a Europa para continuar sus estudios de arte en la Universidad Sorbonne de París, al mismo tiempo que estudiaba cine en la Universidad de Roma.

 

Vivió un peregrinaje académico, cultural y musical por Roma, Barcelona y París, en la época de la revolución estudiantil de mayo de 1968. En la década de 1970 se trasladó a Barcelona donde conoció y frecuentó la casa de escritores del boom de la Literatura Iberoamericana como como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y José Donoso, entre otros.




 


Su primera novela en Europa fue Girasoles en invierno (1970), una historia sobre los diferentes aspectos del amor; la de pareja, la de las letras y la de las alucinaciones amorosas. También publicó Dos veces Alicia, una novela de ciencia ficción y encantamiento basada en las imágenes de Alicia en el país de las maravillas y La doble cara de Alicia como su alter ego.

 

En 1972 fue víctima de un intento de robo en Madrid que le dejó graves heridas en la cabeza y la columna. Regresó a Colombia desilusionado. Después de unos meses de convalecencia y recuperación, regresó a Europa e hizo una profunda investigación histórica sobre la violencia de los años cuarenta en Colombia. En 1975, en Barcelona, ​​escribió su libro más importante.

 

Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón

 

La novela Estaba la pájara pinta sentada en el verde limon no tiene un solo narrador. La narración es un encuentro que da voz a personas muy diferentes entre sí en la sociedad colombiana. La novela se divide en tres momentos específicos de la historia colombiana:

 

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948,

La masacre de los estudiantes de la Universidad Nacional en 1954,

El asesinato de Camilo Torres en 1966.

 

Uno de los propósitos de Albalucía es que la Literatura esté muy cerca de la realidad. Por eso, no solo en esta novela se involucró con herramientas como los recortes de prensa: en su libro de cuentos, Oh Gloria Inmarcesible, también hay un extenso collage de titulares que reafirman lo insólito de la realidad colombiana.

 




Lo más terrible era que no podías leer la prensa. Nos desterraron. Lo que está pasando ahora ha pasado. Mostraron algunas fotos horribles. Era una prensa extraordinariamente sensacionalista. No has visto ni oído nada más que muertes, dice Albalucía.

 

Con este libro ganó el Premio Cali Experiencias. El ganador tendría la obra publicada; sin embargo, la editoria se negó a imprimir el libro porque mencionaba nombres de políticos de la época vinculados al período de violencia en Colombia. Además, las mujeres tenían poca credibilidad en el campo literario, dominado principalmente por escritores masculinos.


El Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) imprimió el libro como parte de la colección de la Biblioteca de Cultura Colombiana, con una tirada de 100.000 ejemplares. La obra fue publicada en medio de la lucha por representar el sentido estético, histórico y político de un pasado y un presente violentos.

Juan Gustavo Cobo Borda, escritor contemporáneo de Albalucía, quien dirigía el programa de televisión Páginas de Colcultura y la revista Gaceta, recuerda que el libro circuló muy bien, esa colección se vendió en todo el país y los diarios les daban noticias gratis.

Algunos factores que influyeron en la mala lectura de la novela Estaba la pajara pinta setada en el verde limón tienen que ver con el hecho de que Albalucía fuera tildada de “loca” o “atrevida” por ser una revolucionaria en una tradición de hombres y pocas mujeres





También influyó que Albalucía escribiera en un registro experimental, al estilo de Virginia Woolf, que muy poco se había practicado en Colombia y que los lectores desconocían.

 

Una vez agotadas las ediciones de Colcultura, Albalucía quedó a la espera de nuevas propuestas editoriales para que el libro se imprimiera nuevamente en Colombia, lo que no sucedió.


 




Estaba la pájara sentada en el verde limón se compone de un capítulo cero y cuatro partes numeradas. La primera parte tiene cinco capítulos; el segundo, ocho; los terceros nueve; el cuarto, dos.


En veinticinco capítulos se construyen siete pequeñas historias, articuladas en dos grandes narrativas: el relato personal de Ana (infancia en la provincia y años en Bogotá) y la historia de la violencia en Colombia (Bogotazo, violencia política durante gobiernos conservadores, la dictadura de Muñoz Sastoque, del Frente Nacional).

 

El estilo literario de Albalucía



Investigadores y estudiosos de la novela colombiana y latinoamericana se inspiraron en sus temas sociales, la expresividad del lenguaje, la técnica autobiográfica y las influencias literarias femeninas que vienen de Virginia Woolf y Simone de Beauvoir.


Albalucía Ángel no solo se dedicó a la novela, también incursionó en textos para teatro, ensayo y poesía. Muchas de sus obras tienen una perspectiva feminista y tratan temas como los derechos de las mujeres. También ha escrito varios artículos para periódicos y revistas como Diario del Caribe, La Nueva Prensa y El Espectador. Su estilo independiente se divide en tres períodos:



     1970 a 1972, entre la realidad y la ficción;

     1973 a 1979, más investigativo sobre la realidad y la historia colombianas;

     1980 a 1984, con énfasis en el feminismo y el enfoque posmoderno.



En 1979, Ángel publicó una colección de cuentos titulada: ¡Oh gloria imperecedera! Los artículos allí publicados conforman una colección de historias de humor negro sobre la política del país, sus protagonistas y el narcotráfico. El libro fue vetado porque fue clasificado como "pornográfico".

 

Feminismo

 

Hacia la década de 1980, se acercó al feminismo en otras dos narrativas de extraordinaria calidad: Misiá señora, publicada en 1982 y Las Andariegas, publicada en 1984, un poema épico que explora la percepción sensorial de personajes femeninos que transitan entre diferentes espacios y tiempos.

 

Misiá Señora recoge la infancia de Albalucía con las mujeres que la acompañaron: su madre, su abuela y las voces desiguales de otras mujeres destinadas al encierro por el mundo patriarcal. El libro representa un viaje incesante a través de la historia y la geografía de la humanidad. Un grito contra la censura y la injusticia contra la mujer en todos los tiempos.

 

Este libro inspiró a los investigadores a proponer el concepto de cronotopo errante, errante sin dirección ni destino, pero para ilustrar la importancia de las mujeres y la historia desde una perspectiva femenina. Se destaca como una autora con una fuerte conciencia política sobre la literatura de género, la subordinación y la represión.

 




La falta de reconocimiento de los colegas literarios de América Latina se ha extendido a todo un universo editorial. Por su condición femenina y las verdades históricas que cantaba su novela, fue marginada por las grandes editoriales que todos los años reimprimían las novelas de estos renombrados escritores de naciones latinoamericanas, pero no la suya.


Honrada por las universidades europeas como una de las principales escritoras del boom latinoamericano, poco se sabe de ella en su propio país.


“Lo que pasó con la obra de Albalucía es realmente un feminicidio”, dice Alejandra Jaramillo, escritora bogotana y profesora de la Universidad Nacional de Colombia.


¿De qué hablamos cuando hablamos de Albalucía Ángel?


Así se tituló la conferencia de Alejandra, el 5 de octubre de 2019, en el lanzamiento de la narrativa completa de Albalucía Ángel que publica la Secretaría de Cultura de Pereira durante la Feria del Libro Café Eixo, en la que se presentaron seis obras narrativas reeditadas.





En 1997, cuando estudiaba una maestría en Nueva Orleans, su maestra Paulina la llamó para informarle que Albalucía estaba en Estados Unidos y le recomendó que la buscara. Alejandra cumplió su sueño de conocer a su escritora favorita. En Nueva Orleans, con sus colegas de maestría, organizó un evento sobre personajes latinoamericanos.

 

Tras veintidós años de amistad, Albalucía y Alejandra están unidas por una misma lucha: resistir como escritoras libres. Escuchar a Albalucía hablar de Alejandra y Alejandra hablar de Albalucía es presenciar una hermandad que permitió que ellas y otras escritoras salieran a la luz por la generosidad del género.





Reconocimiento tardío

 

En 2006, en Colombia, recibió un homenaje del Ministerio de Cultura, que incluía a varios escritores colombianos, y en 2015, cuando su libro La pajara pinta cumplió cuarenta años de publicación, la editorial Ediciones B realizó una publicación comercial. Como resultado, su trabajo se hizo más conocido en el país. En octubre de 2019, la Secretaría de Cultura de Pereira volvió a publicar la obra completa de Albalucía Ángel, presentada como colección durante la Feria del Libro Eixo do Café.







La escritora actualmente vive en California, visita Colombia ocasionalmente y sigue siendo una voz crítica sobre los desarrollos políticos y sociales del país.





Enlaces usados ​​y sugeridos





























MARY WOLLSTONECRAFT, LA PRECURSORA DEL FEMINISMO EN EUROPA

  Mary Wollstonecraft Godwin , escritora y filósofa,  fue la segunda de siete hijos en una familia rica que se empobreció y quiebra con el t...